Las piezas de aguayos son cuadradas o rectangunales. Estas formas sirven para llevar a los bebés y niños pequeños en la espalda, sentarse, transportar alimentos y otras clases de productos.
Al tejer estas piezas hombres y mujeres escriben y pintan historias de sus comunidades, símbolos de su cultura. Estas historias y símbolos varian entre las diferentes regiones, cada una posee sus propios colores, dibujos y técnicas.
Para que una tela sea considerada un aguayo es fundamental la contraposición de matices entre una y otra raya, y la alternancia de distintos grosores.
El aguayo ha alcanzado amplia dispersión en Perú, Ecuador, norte de Chile y Argentina.
"El aguayo es la cuna de los indígenas, los bebés se llevan en el aguayo, es también símbolo del esfuerzo y del trabajo, el fruto del trabajo y de la tierra. Extendido sobre la Madre Tierra -que tan hermosamente evoca el rostro y el corazón materno de Dios- el aguayo es también la mesa en torno a la cual se sienta la familia o la comunidad. El aguayo sintetiza y simboliza toda la vida del pueblo. Al celebrar la Eucaristía sobre el aguayo estamos proclamando la profunda relación que tiene que haber entre la vida y la eucaristía"
Victoria Cereceda
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